2/17/2016

"Basura" (y "Chica Alien") en Página 12

HISTORIETA  › CHICA ALIEN Y BASURA SON REFLEJOS DE SUS EPOCAS

Formas de ser revolucionario

Las historietas de Nicolás Brondo y de Carlos Trillo-Juan Giménez no podrían ser más distintas: en la primera, el mundo está al borde del colapso; en la segunda eso ya sucedió. En ambos hay alguien tratando de subvertir la situación, pero con métodos muy diferentes.

 Por Andrés Valenzuela
En Chica Alien, de Nicolás Brondo, el mundo está a un pelito de terminar de desmadrarse por completo. En Basura, de Carlos Trillo y Juan Giménez, el planeta ya se echó a perder. En ambos relatos hay alguien tratando de subvertir la situación. Eso sí, estas dos formas de ser revolucionario no podrían ser más distintas. En la novela gráfica de Brondo la cosa va más por el lado anarco-alcuernotodista, mientras que la de Trillo y Giménez era hija de su época de publicación original: un movimiento organizado, con un líder elegido, planes de acción colectiva y demás. Es interesante pensar que ambos títulos salieron durante 2015, año por demás pródigo en debates sociopolíticos.
Ambos dibujantes son eso que en la jerga se llama “animal de tablero”. Horas dándole al lápiz primero, entintando luego, para sacar lo mejor posible a cada página. El del joven cordobés Brondo –publicado por Llantodemudo– tiene el trazo rabioso, las figuras estilizadas hasta la caricatura y es hijo de influencias más modernas. Y claro, la estética acompaña al personaje, demencial, caótico y subyugante. El trazo del mendocino Giménez, en tanto, es prolijo hasta la perfección y da cuenta de su minuciosidad. Para el caso del veterano dibujante, un dato lo pinta de cuerpo entero: originalmente la historia había salido publicada en Europa a color. Cuando llegó a la Argentina, apareció en blanco y negro en la primera Fierro. Bueno, allí Giménez la corrigió entera para que se apreciara correctamente. Por eso Basura es la fiesta visual que es en esta (co)reedición a cargo de los argentinos de LocoRabia y los uruguayos de Grupo Belerofonte.
Ya se aludió más arriba a la pata anarquista de Chica Alien. Baste señalar en este punto que la necesidad de romper “con” la sociedad aquí se elabora en un romper “la” sociedad. Y nada de plantear el anarquismo como la etapa última de un proceso político de emancipación social. La protagonista termina los conflictos sociales acabando directamente con la sociedad. El planteo del guión de Trillo es algo más complejo: ante una sociedad brutalmente dividida, se plantea la aparición de focos de conflictos y oportunidades de equilibrar la balanza. El éxito o fracaso de esas reivindicaciones y luchas dependerá tanto de sus líderes como de sus bases, y en última instancia pone en cuestión la peregrina idea de que los pueblos nunca se equivocan en sus elecciones.
Finalmente, hay otro tema en el que ambas novelas gráficas se demuestran hijas de su tiempo. En Basura la belleza de una joven de los descastados la pone en ventaja para acceder al universo de los ricos. También genera las tentaciones de quienes la rodean y no hay ningún planteo contra esto. Las chicas de Brondo le clavan un lápiz de Bart Simpson en el ojo a quien les toquen las tetas sin permiso y hacen con sus cuerpos lo que se les viene en gana (entre ellas, además). Estas diferencias no ponen a una obra por encima de la otra. Más bien, la lectura conjunta permite visibilizar mejor los rasgos de época y de mercado(s) que las atraviesan y las construyen.

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