6/09/2012

"Aloha" en 365 Comics por Año


Volvemos a cruzar el charquito para encontrar-
nos con una de las revelaciones de la historie-
ta uruguaya reciente, la muy joven autora cono-
cida como Maco, y esta que es –creo- su ópera prima.
Aloha es una historieta rara, en el sentido de que no se propone un fin netamente narrativo. Hay algo así como una historia, pero no está enfatizada. Es más bien una sucesión de cosas limadas que le pasan a la protagonista y que, de seguir alguna lógica, tiene más que ver con la de los sueños que con la de una historia con principio, desarrollo y fin, causas, consecuencias y demás.
Y si la historieta no va para el lado de contar una historia, ¿para dónde corno va? La idea de Maco es utilizar a Aloha para explorar nuevas formas de desarrollar la acción en una página de historieta. En casi todas las páginas del libro, Maco propone al lector un juego novedoso, distinto, que consiste en ver a los personajes (la chica protagonista y distintos bichitos o criaturas que la acompañan) desplazarse por los decorados de un modo siempre original, que nos invita a deshacernos del tradicional sistema de lectura del comic (de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha), para seguir a Aloha a veces para un lado, a veces para el otro, a veces en espiral, a veces en zig-zag, muchas veces de abajo hacia arriba, y así.
Maco juega con lo más sagrado: la gramática de la historieta. Pedirte que no leas de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha es como escribir una novela sin sujetos ni predicados. Por ahí se puede hacer bien, pero tenés que ser un monstruo, un genio tocado con la varita mágica. Y aunque no me creas, esto a Maco le sale muy, muy bien. La atención del lector no se pierde entre estas páginas/ laberinto, el juego funciona, te atrapa, te incluye. Y funciona, creo yo, porque Maco apuesta a un dibujo sencillo, de línea clara tradicional, una onda Hergé con algún que otro cross-hatching más arriesgado. Hay páginas recontra-cargadas de detalles chiquititos y preciosistas y otras muy minimalistas, en las que Aloha recorre la nada, la historieta pelada, despojada, sin fondos, apenas con los marquitos de las viñetas (con los que Maco también se anima a jugar).
Y por supuesto, hay escenas más clásicas: las siete páginas de interacción con la Muerte (acertadamente ubicadas en el medio del libro) tienen la dinámica de una obra de teatro, o de una historieta de Copi. Ahí no hay que esforzarse por seguir el relato, es bien lineal, aunque no por eso menos atractivo.
No hay mucho más para decir. Si querés descubrir a una autora nueva, que propone unos juegos narrativos nunca antes vistos, que se zarpa con unas páginas de 16 viñetas en las que nos invita a seguir varios desarrollos de varias situaciones a la vez en distintos sentidos de lectura, acá vas a encontrar una historieta muy, muy interesante, arriesgada en la concepción y sólida en la ejecución. Y tierna, con cierta onda poética, con la extraña habilidad de reconfortar al lector, de transmitirle la sensación de “está todo bien” . No hay muchas historietas como Aloha y que exista algo así es –sin dudas- una excelente noticia. Espero ansioso otras obras de Maco, a ver para dónde agarra.